Desde las lejanas lunas de Marte a la Tierra, regresa Doom. No importa el tiempo que pase, el padre de los FPS – una creación de ID Software de 1993- se mantiene en forma gracias a un estilo de juego directo y contundente: aniquilar a las criaturas del Infierno con un imponente arsenal. En 2016 disfrutamos de un «reboot» fiel a estas raíces, pero con un gameplay actualizado y un espectacular aspecto, gracias al motor id Tech 6. Ahora, con Doom Eternal, se eleva todavía más el ritmo, el nivel de brutalidad y la diversión. Echad un vistazo a nuestro gameplay exclusivo.
Esta secuela que nos trae Bethesda retuerce el planteamiento del juego anterior y consigue que todo sea más grande, más profundo, más atroz… hemos tenido ocasión de jugar durante 4 horas la versión definitiva, para comprobar hasta dónde llegan las nuevas habilidades del Slayer, el marine espacial que lo protagoniza, el diseño de escenarios y las criaturas que nos acechan.
Doom Eternal es el mejor juego que ha hecho Id Software según sus creadores
Si a alguien le sorprende que no aparezca la versión de Nintendo Switch en este avance, vamos a explicarlo. Doom Eternal para Switch será una adaptación realizada por el estudio Panic Button (quienes también han realizado la adaptación de Doom III para las consolas actuales) y aún no tiene fecha de lanzamiento, aunque nos han recordado que será en 2020. Las versiones de PS4, Xbox One y PC llegarán el próximo 20 de marzo.
Un juego con historia
Uno de los cambios más interesantes de Doom Eternal descansa sobre su argumento. Puede que a muchos veteranos de la saga les bastase con la aparición de un portal que comunicaba el Inframundo con una base de la UAC en Phobos. Pero Doom Eternal cuenta con una historia mucho más compleja. La Tierra en el año 2151 es un campo de batalla, una superficie arrasada que sólo un hombre, el Slayer, puede «limpiar».
Y en este contexto, conocemos mucho más sobre el «lore» de este universo. Tanto de su protagonista como las huestes infernales; comenzando por los sacerdotes Nilox, Grav y Ranak, que invocan a uno de los demonios a los que tenemos que hacer frente, Khan Maykr.
También se ha introducido un «centro de operaciones», la nave espacial del Slayer, que orbita alrededor del planeta y que rompe la estructura lineal de los niveles. Cada vez que superamos un escenario, volvemos a nuestro crucero para reabastecernos, mejorar habilidades, consultar archivos o practicar, en una mazmorra repleta de demonios. A medida que avanzamos en el juego se desbloquean nuevas estancias y funciones dentro de la nave de un modo similar a lo que vimos en el submarino de Wolfentein II The New Colossus, aunque sin tripulación.
La nave cuenta con un centro de portales, desde donde «saltamos» a cada escenario. Y precisamente el diseño de los escenarios es otro de los elementos que más nos ha impresionado en esta toma de contacto. Los mapas conservan la estructura básica que une diferentes arenas, en que hay que derrotar a todos los monstruos para abrir un paso. Sin embargo, la ambientación es mucho más variada.
En menos de 4 horas hemos visitado estructuras futuristas, las ruinas de la Tierra, mapas basados en el Infierno y zonas nevadas, como la base de los Sectarios, con enormes restos arquitectónicos de estilo renacentista, además de túneles orgánicos construidos a partir de elementos vivos. Son niveles más grandes y plagados de secretos (cerca del final de cada zona podemos conseguir un mapa que nos indica qué zonas ocultas nos hemos dejado por recorrer) y misiones secundarias opcionales.
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La escala de los mapas también es mucho mayor, en cuanto a zonas abiertas y criaturas mastodónticas, pero sobre todo, nos hemos encontrado con más elementos verticales y de plataformas.
El viejo Slayer, el nuevo Slayer
Los elementos «plataformeros» de Doom Eternal se justifican con las nuevas habilidades del Slayer. Hasta ahora, habíamos probado demos que tenían todas las acciones disponibles desde el inicio, pero esta es la primera vez en que vemos cómo «crece» a medida que avanzamos. Así vamos consiguiendo el doble salto, la habilidad de trepar por las paredes, el deslizamiento en el aire y, por último, el «gancho de carne» que sirve para balancearse con una cadena, anclándose en los enemigos voladores.
Combinando todas estas acciones, hemos sido capaces de atravesar torrentes de lava y precipicios. Aunque para ser justos, este gameplay requiere su aprendizaje, y en alguna ocasión hemos terminado precipitándonos al vacío por no encadenar correctamente los movimientos aéreos. Si son necesarios para avanzar, durante el combate nos permiten «lucirnos» con movimientos impensables.
Porque, con todo, la exploración y los sencillos puzles palidecen al lado de los brutales combates, que son el alma de Doom.
Destroza y desgarra con cabeza
Puede que Eternal Doom no sea el juego más delicado que nos vayamos a echar a la cara durante los próximos meses, pero el FPS tiene un diseño impecable. Bajo esa superficie de disparos a ritmo frenético, oleadas de monstruos y saltos sin control, se esconde un estilo tremendamente estratégico. En que constantemente estamos calculando si tenemos recursos para hacerle frente al próximo demonio.
En Doom (2016) aprendimos a no quedarnos quietos en ningún momento, y a rematar a los enemigos en el cuerpo a cuerpo. Superada esa lección, Doom Eternal nos enseña a conseguir recursos a medida que los necesitamos ¿Que nos quedamos sin munición? Pues tendremos que aniquilar a los engendros con la sierra mecánica. Si lo que necesitamos es armadura, habrá que usar el lanzallamas, y por último, los remates cuerpo a cuerpo nos permitirán recuperar vida… todo esto funciona con los enemigos más pequeños, que en realidad se convierten en nuestras «herramientas» para aniquilar a subjefes y enemigos finales (algunos nuevos y otros conocidos como Arachnotron, Cacodemon o Mancubus).
La profundidad del juego llega también con las mejoras del personaje y de su arsenal. Cada una de las armas cuenta con dos disparos secundarios (que se seleccionan con la cruceta y se activan presionando el gatillo L2) que a su vez se pueden mejorar. Y lo mismo ocurre con la armadura de pretor y las runas que mejoran las características básicas. Al principio nos ha abrumado un poco encontrar tantas opciones de personalización, pero en cuanto demos con nuestro «estilo» de combatir, resulta bastante intuitivo decantarse por unas o por otras.
En cuanto a las armas disponibles, hay un buen equilibrio entre nuevas y conocidas. La escopeta de cartuchos, la ametralladora, rifle de plasma y lanzacohetes se completan con el cañón de hombro (con distintos tipos de proyectil) , el escupellamas y las armas cuerpo a cuerpo: sierra mecánica y una cuchilla. Sin embargo nos hemos quedado con las ganas de probar la espada de energía, que ya se ha mostrado en algunos tráilers.
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Por último, toda la evolución que hemos notado en diseño y gameplay se deja notar también en lo visual. El juego se ha ejecutado con una nueva iteración del motor gráfico, el id Tech 7, y eso nos permite disfrutar de una estupenda recreación de escenarios y criaturas, con una fluidez envidiable (nosotros hemos jugado la versión de PC, con una tarjeta Nvidia RTX, a 1080p de resolución y 60 FPS).
Si Doom Eternal ya nos parecía uno de los «shooter» más prometedores de 2020, aún nos queda mucho por explorar. Hay determinados aspectos que sólo hemos visto brevemente, como la posibilidad de controlar a un Revenant o enfrentarnos a demonios potenciados, que hayan eliminado a otros jugadores durante su campaña (como si fuese un modo online asíncrono que recuerda a lo que hemos visto en Nioh o en las notas de otros jugadores de Dark Souls).
Y por supuesto, nos queda probar el multijugador Battlemode y esa visita al Cielo, prometida desde la revelación del juego, para saber qué papel juegan las fuerzas divinas en la invasión de la Tierra. Esta vez, son ellos quienes nos van a temer.
Fuente: hobbyconsolas
