Seis desafíos económicos para el año que se viene: entre restricciones cambiarias y consumo

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Analistas sostienen que el pulso del mercado en 2020 estará atado a la evolución de la renegociación de la deuda con el FMI, en un contexto de fuerte restricción cambiaria y donde la principal apuesta del Gobierno será la reactivación económica a través del consumo.

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La gestión presidencial de Alberto Fernández se enfrenta a una coyuntura de gran adversidad, plantea el economista Martín Calveira, en el último reporte del IAE Business School. La resolución o profundización de las dificultades dependerán de las consecuencias del eventual programa económico que debe conformarse desde el diagnóstico correcto más allá de los paradigmas e ideologías que se presenten los perfiles del equipo económico, indica.

La actividad económica dependerá indudablemente de lo que ocurra con la inflación y el tipo de cambio, aunque la restricción central e histórica para nuestro país sobre la capacidad de generar liquidez externa, también estará muy activa. Desde el segundo semestre de 2019, la economía está severamente afectada por el aumento de la incertidumbre tras los resultados de las PASO y elecciones generales, observa Calveira. Sucede que, para que la Argentina pueda bajar la tasa del 40,8% de pobreza proyectada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), necesita crecer a un ritmo sostenido del 3% anual en las próximas dos décadas. El año que viene se plantea con un resultado negativo en el PBI.

Según el IAE, la gestión sobre la inflación deberá tener un esfuerzo mancomunado entre la política fiscal y monetaria en un entorno de medidas que intenten promulgar la recuperación del consumo. “Sin dudas, la inflación puede transformarse en un problema mayúsculo”, advierte Calveira, tomando como referencia la posibilidad de emitir más moneda, con el consiguiente impacto en los precios. “La historia monetaria argentina tiene una sólida evidencia empírica respecto a que si se aplica una expansión monetaria en un contexto de inflación y ascendente, el resultado es una mayor inflación con posible espiralización y, en el extremo, disrupción monetaria”, explica.

A su vez, el tipo de cambio dependerá de lo que ocurra con la intensidad de los controles de capitales y el desempeño de la política antiinflacionaria. “Si los resultados de esta última no son los esperados, seguramente se intensificarán los controles sobre el mercado de divisas a los efectos de evitar fuertes desalineamientos de los tipos de cambio”, advierte el economista.

1. Un desafío clave

Debe observarse, en forma paralela, la política fiscal y la monetaria. Si el gobierno aumenta la emisión para reactivar el consumo, tendrá que ser cuidadoso que el mayor volumen de dinero circulante no genere una escalada en los precios. A su vez, será una tarea del Ministerio de Economía velar para que los niveles de gasto fiscal se mantengan estables y converger en el equilibrio fiscal primario. Si esto no sucede, es poco probable un descenso del nivel de inflación. No obstante, los analistas no esperan un descenso inflacionario rápido,  que rondaría el 45% para el año que viene.

2. Dólar

Las últimas medidas comprendidas en la ley que aprobó el Congreso Nacional el viernes pasado han consolidado un régimen de tipos de cambio múltiple. Las fuertes restricciones a la compra de divisas para atesoramiento y los recargos por compras en el exterior probablemente hagan que no se afecte el nivel de reservas y el precio del dólar. Pero, si no se frena la inflación, los precios de la economía empezarán a guiarse no ya por el tipo de cambio oficial sino por el paralelo, el cual al no estar sujeto a restricciones seguiría subiendo.

3. Bajas expectativas

Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto del crecimiento para el país es de -1,3%. En caso de que el gobierno apueste a reactivar el consumo, es posible que para el segundo semestre de 2020 se vea un leve rebote en la actividad económica, opacado por una suba cada vez mayor de los precios y presión sobre el dólar. Si, por el contrario, se enfoca en aumentar el superávit de balanza comercial, que en  noviembre fue de U$S 2445 millones, es probable que aunque en el año que viene no se logre salir de la recesión, se sienten las bases para un crecimiento posterior.

4. Mercado cambiario

La CEO de DW Global Investments, Daniela Wechselblatt, afirmó que en 2020 convivirán múltiples tipos de cambio. “El dólar oficial es sólo de referencia para la liquidación de exportaciones y completamente inaccesible, mientras que el oficial pasa a ser el MEP y el contado con liquidación”, señaló a Télam.

Wechselblatt cree que en un escenario de crisis el Merval “no tiene expectativas de alza en el corto plazo”, sin embargo, aclaró que podría llegar a mejorar en el mediano y largo plazo. Por el de lado de los títulos, explicó que el destino de los bonos está atado a las posibilidades de renegociación de la deuda.

5. Dos escenarios posibles

Gonzalo Chiarullo, CEO de Mahout capital, ve en 2020 dos posibles escenarios: uno positivo y otro negativo, supeditados a lo que pase con la deuda. En el mejor de los casos, el dólar seguiría la tendencia alcista moderada en las cotizaciones libres. El foco estará en los exportadores del agro que serán la principal puja a la cotización del oficial, dijo. En cuanto a la renta fija, dijo que serían los ganadores por la mayor demanda de bonos. En un escenario pesimista, Chiarullo dijo que se podría registrar una nueva disparada del riesgo país y un desplome en los bonos.

6. Con restricciones cambiarias

El analista de Research de Balanz Capital, Lucas Longo, pronosticó que las restricciones cambiarias se mantendrán durante el 2020, y que el Gobierno buscará mantener el tipo de cambio estable por el mayor tiempo posible “para poder usarlo como ancla para las expectativas de inflación”. Por el lado de bonos, dijo que estará guiado en el corto plazo por la expectativa de cobro de cupones “hasta que se resuelva la reestructuración de la deuda”. En este sentido, estimó que “la negociación se irá dando por etapas. Por último, para el segmento de renta variable el especialista pronosticó “un año complejo”.

Fuente: lagaceta