Tras ser quemado por los incendios en Australia, le pidió socorro a otro cachorro, a uno humano. Entre los más pequeños se apoyan.
La catástrofe sin precedentes en Australia ha generado una ola de imágenes que de verdad impactan, conmueven y por sobre todo, preocupan.
Ya que hablamos de incendios forestales que han cobrado al menos 17 vidas, que se extienden por seis estados (cerrando estos intermitentemente sus autopistas), y en que muchas ciudades, llegando la población a bordear los 5,2 millones de personas, el humo y el color ocasionado por las llamas del fuego, se ha transformado en un escenario común en el día a día.
Pero no solo entristece y aprieta el corazón saber de las personas que han sido evacuadas y que han visto afectada su salud, de los niños que no pueden salir a jugar y juntarse con sus amigos en su vacaciones, o simplemente, de las víctimas más directas y graves, como las personas fallecidas.
No, a esta tragedia no se le escapa ningún flanco por donde ocasionar pena y preocupaciones. Ya que también se habla de 500 millones de animales que han muerto, mientras hay muchos que estando vivos, el sufrimiento y el dolor es parte de su cotidianidad. Como la cantidad de fauna que se encuentra en estos momentos enfrentando el hambre y la deshidratación a medida que estas llamas consumen y destruyen sus hábitats.
Entre las víctimas no fatales de los animales, están los que a pesar de no haber muerto en el momento, tuvieron que ser sacrificados debido a los gravedad de sus quemaduras, las cuales no permitían su recuperación.
Y uno de los afectados más conocidos en la actualidad, es un pequeño canguro, quien protagonizó un conmovedor momento en Nueva Gales del Sur. Que tras quemarse en los incendios, salió desconsolado en búsqueda de ayuda. Y fue así como dio con otro pequeño, un niño humano.
Quien lo recibió «dándole la mano» y empapándolo con un baño desde su regadera, para contrarrestar el calor de las quemaduras.
